Hoy los problemas están en la comprensión o incomprensión ante el proceso de Bolonia para la creación de un espacio universitario europeo, para aumentar nuestra competitividad con las universidades americanas y modernizar las técnicas de estudio e impulsar el aprendizaje, como una forma más activa de participación de los estudiantes en su enseñanza.
Creo que Bolonia como proceso de modernización y de excelencia de nuestras universidades, no ha sido bien explicado. Incluso diría que ha habido poco interés en explicarlo, el elemento complementario para la solución del problema es un diálogo sincero y claro con los estudiantes y con sus representantes ya que nosotros ( los estudiantes) seremos los principales beneficiados por la mejora que sin duda vendrá de una buena aplicación de Bolonia.
Hay además que distinguir a los estudiantes, que tienen intereses respetables, de otras personas infiltradas en el movimiento, que tienen intereses ajenos a los universitarios para crear el desorden y descalificar al sistema.
Por otra parte la experiencia práctica, el empleo y el contacto con la vida potencian la formación y la abren al mundo real, aunque la Universidad como dice el artículo,es mucho más que eso, es espíritu, civismo, educación para la ciudadanía, moralidad individual y colectiva, cultura desinteresada y saber por el saber.
De la combinación de la técnica y de la práctica, de la sabiduría y de la experiencia, proceden los buenos universitarios, formados por buenos profesores, docentes e investigadores al mismo tiempo. Y todo eso exige inversión económica que el Estado debe asumir e impulsar, completando la falta de interés o la ignorancia de la política de las comunidades autónomas que no creen en las universidades públicas. La ciudadanía debe tomar nota de esas carencias allí donde existan y castigar con su voto a aquellos Gobiernos autónomos que presenten esos malos perfiles.
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